ACERCA DE MAMÁ CONEJA

La historia
El amor por los conejitos llegó a mi vida casi 8 años atrás, cuando un día desperté y de la nada desee la compañía de un gordito en mi vida.
Petunia fue la primera en llegar a casa y por orden y mandato de la abuela coneja, fuimos por otro más, porque decía que era bueno que tuviera compañía. (vivió felizmente a mi lado 3 años 10 meses y actualmente está detrás del arcoíris)
Werejo patas de conejo llegó a la semana y conquistó el corazón de Petunia y así estuvieron felices durante un año y medio, hasta que llegó Cachi. (Actualmente con 7 años 9 meses)
Cachi guantesito fue rescatado por una amiga, de una pecera en el sol, cochina y muy pequeñita y llego del tamaño de la palma de mi mano. Pensé que no resistiría pero lo alimenté, le di mucho amor, creció y lo puse en adopción.
Gracias a Cachi, conocí a una gran persona, mi gran amigo Miguel, quién hoy en día ya no está con nosotros, y que adoptó a Cachi por unos meses. No se llevó nada bien con su gordito y decidimos que no sería buena idea que se lastimaran, así que lo hice parte de mi familia. (vivió felizmente a mi lado 4 años dos meses y actualmente esta detrás del arcoíris).
Lua Dipa Garritas llegó un año antes de que mi Cachi se nos fuera, y fue su compañía, la quiso mucho aunque ella venía de un caso de abandono y maltrato donde tenían a 70 conejitos y 30 cuyos en jaulas y reproduciéndose al por mayor. La adoptamos y al día de hoy, vive felizmente ahora con mi werejo patas de conejo y pasean juntos en el jardincito que siempre les prometí. (Actualmente con 2 años)
La Tóxica Cuchurrumina llegó a casa como muchos de los rescates del team mamá coneja y nos dimos cuenta que por su personalidad de perroneja y su carácter, nos iba a ser muy difícil la adopción, así que un día le dije que si me daba besos, se quedaba conmigo y a la fecha no deja de besiquiarme y subirse en mi para recibir masajitos.
(Actualmente año y medio)
Bello llegó a casa tras la pérdida de mi gran amigo Miguel, era uno de sus conejitos que tanto adoraba y le prometí cuidarlo., aunque es muy tímido y no le gustan los masajitos ni nada, lo cuidamos con mucho amor en casa, sabemos que con el tiempo confiará en nosotros.
y es así, como mi casa siempre está llena de bolitas y de felicidad por tenerlos a mi lado, siempre habrá lugar para un rabito más.



































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